Soler prevé dejar a cero la deuda del Valencia el 30 de junio

Juan Soler tiene su particular cuento de la lechera y ayer lo recitó con deleite durante un almuerzo con los medios de comunicación. Si no se le rompe el cántaro, el presidente del Valencia habrá logrado el 30 de junio fulminar toda la deuda neta del club, que en estos momentos asciende a 105 millones de euros. Esta cantidad es ficticia, ya que antes de que el milagro tome cuerpo el déficit habrá crecido en otros 60 millones, que es el coste de los terrenos agrícolas adquiridos en Ribarroja para la futura Ciudad Deportiva. Sin embargo, Soler prevé pasar del todo a la nada este mismo verano, cuando el Valencia ingrese 180 millones por la venta del suelo destinado a vivienda.
La recalificación en la Masía de Porchinos no se efectuará antes de diciembre, pero el club tiene prisa. Mucha prisa. El 30 de junio ha de hacer un balance contable, y la temporada se saldará previsiblemente con pérdidas superiores a los 18 millones de euros. Por eso no esperará a que la actual superficie agrícola de Porchinos goce a fin de año de la calificación de urbanizable y venderá a una empresa la opción preferencial de compra sobre estos terrenos antes del 30 de junio para así cuadrar las cuentas. Sobre el papel, negocio redondo, histórico... y agónico. De no prosperar el proyecto, el Valencia quedaría en situación de quiebra técnica.
El presidente blanquinegro dibujó en su encuentro con la prensa un escenario económico idílico para el club. De hecho, incluso hay negociaciones para que el Valencia ni siquiera tenga que abonar un euro por las obras de la Ciudad Deportiva propiamente dicha. Existen empresas interesadas en hacer frente a las mismas a cambio de la explotación y patrocinio de las instalaciones.
Con la deuda fulminada, el segundo capítulo del cuento de la lechera se desarrollaría en la avenida de las Cortes Valencianas. La idea inicial de Soler era que todo el dinero de la recalificación de Mestalla se invirtiera en el futuro estadio. Así quedó dicho. Pero también aquí se atisban novedades. La historia de Ribarroja puede repetirse. Soler tiene sobre la mesa cinco propuestas de empresas que quieren pagar las obras del campo a cambio de explotar, durante cierto tiempo, la zona comercial anexa.
Ello supondría ahorrarse los cerca de 270 millones que obtendrá el Valencia por el actual solar de Mestalla y que ahora engrosarían las arcas del club.Sin embargo, para lograr sus objetivos Soler deberá sortear algunos obstáculos. Tanto en Ribarroja como en la avenida de las Cortes. En el primer caso, el PP de la localidad del Camp de Túria se ha hecho fuerte. El tiempo juega en contra del Valencia y todo el revuelo generado por quienes se oponen al proyecto obliga a los nueve ediles populares a extremar sus exigencias en beneficio del pueblo. El lunes presentarán una plataforma de reivindicaciones que el Valencia deberá satisfacer. En el consejo hay tranquilidad... de momento.
Paterna no se desmantelaráLo que ya no preocupa son las medidas de presión que pueda adoptar el Consistorio de Paterna, fundamentalmente la no recalificación de la actual Ciudad Deportiva. Soler descarta desmantelarla, ya que pasará a formar parte de una red de instalaciones destinada a potenciar el fútbol base blanquinegro por toda la Comunidad.
Más complicado lo tiene el Valencia en el caso del futuro estadio. El consejo de administración resucitará una vieja polémica, al reivindicar que el suelo donde se construirá el nuevo Mestalla sea propiedad del club. Todo lo contrario supondría perder patrimonio, incluida la fórmula de la sociedad mixta. Esto choca frontalmente con la pretensión municipal.
El estadio tendrá una capacidad de 70.000 a 80.000 espectadores, y por fin Soler ha dejado claro que su ubicación será la avenida de las Cortes, a pesar de la ambigüedad con la que hasta ahora se había pronunciado al respecto. El club pensó inicialmente en las inmediaciones de la Ciudad de las Artes, pero la idea se desechó por falta de espacio.
Confiado en que no se le desmorone el castillo de naipes, el presidente afirma estar preparado para los recelos que despertarán estas operaciones en el fútbol español. Le ocupan, pero no le preocupan. Sonríe cuando afirma que el Valencia va a ser en cuestión de meses el club más saneado de España y el más competitivo a la hora de fichar.

(Artículo publicado en LAS PROVINCIAS el 13 de abril de 2005)

Once meses de negociaciones amparadas en el anonimato

El proyecto que puede convertir al Valencia en el club más rico de España comenzó a gestarse en el mes de junio. Soler, recién aterrizado en la vicepresidencia, entendió que había que buscar fórmulas para fulminar la deuda sin tocar un euro de los ingresos por la recalificación de Mestalla. La solución estaba en la obsoleta Ciudad Deportiva de Paterna. Y se puso manos a la obra.

Al único a quien informó de sus planes fue al entonces presidente Jaime Ortí. Aunque Soler movía ya los hilos del club, había que cuidar las formas. A partir de ese instante, y prácticamente hasta ayer, el constructor ha tenido dos obsesiones: llevar a buen puerto el proyecto de Ribarroja y tratar de ocultarlo a los medios de comunicación, aunque para ello tuviera que negar lo innegable.

Soler tomó como referente la experiencia de la Ciudad Deportiva de Paterna. Cuando Francisco Ros Casares compró los actuales campos de entrenamiento, a su alrededor sólo había zona agrícola de escaso valor económico. Sin embargo, enseguida se desató todo un proceso especulativo que cambió la fisonomía del municipio.

El hoy presidente blanquinegro decidió que había que repetir la experiencia, pero con una salvedad. En esta ocasión las plusvalías que generaría la presencia del Valencia debían ir a parar al propio club.

Descartada Paterna por la falta de suelo para llevar a cabo un proyecto tan ambicioso como el que perseguía Soler, pensó en dos municipios del Camp de Túria: La Pobla de Vallbona y Ribarroja.

Paralelamente, y con el fin de ocultar que el Valencia estaba detrás de esta inversión, el presidente constituyó una sociedad limitada que actuaría de testaferro. La llamó Litoral del Este. Era el 22 de septiembre, Ribarroja se había convertido ya en la opción elegida y todo estaba listo para que Juan Soler iniciara, teóricamente para uso particular, la compra de terrenos en la Masía de Porchinos.

Ocultando el nombre del Valencia, Soler lograba frenar la especulación. ¿Pero cómo evitar la sombra de la duda ante un proyecto urbanístico de semejante magnitud emprendido por un consejo repleto de constructores? El 13 de octubre el Valencia adquirió todas las acciones de Litoral del Este, de modo que ante tanta transacción como se avecinaba nadie tuviera la sospecha de que algún euro se perdería por el camino. Por supuesto, la escritura no se presentó en el registro. Cualquier precaución era poca si se quería ocultar que tras la operación estaba la entidad de Mestalla.
La búsqueda de liquidez se convirtió en el siguiente objetivo. Litoral del Este –o sea, el club– pidió un crédito de cinco millones al Banco de Valencia, posteriormente ampliado hasta los 6,5. Soler avaló la operación con su patrimonio, según desveló ayer.

Al mismo tiempo entró en contacto con el alcalde de Ribarroja, Francisco Tarazona, con los técnicos municipales y con los de la Conselleria. Antes de iniciar el desembolso, buscaba la certeza de que todo era viable desde el punto de vista medioambiental. Un informe de Vaersa así lo constataría en enero.

Soler compró la primera parcela el 26 de octubre y en estos momentos ya ha adquirido el 97% del terreno afectado por su plan. Ha pagado 6,5 millones, la décima parte de la inversión global. Ahora comienza la carrera contrarreloj para ingresar los 180 millones de euros antes del 30 de junio, fecha en que se cierra el balance contable del año. Y de nuevo el cuento de la lechera. El Valencia espera que el Ayuntamiento de Ribarroja apruebe el Plan de Actuación Integral en un plazo máximo de dos meses. La Conselleria lo homologaría en diciembre, medio año después se haría el proyecto de reparcelación y en 2009 el Valencia ya entrenaría en el Camp de Túria.

(Artículo publicado en LAS PROVINCIAS el 13 de abril de 2005)