Juan Soler: "A Benítez se le puede volver a abrir en el futuro la puerta del Valencia"


Juan Soler saltó hace un año al ruedo del fútbol. Compró la paz social a Paco Roig y pasó a ocupar una discreta vicepresidencia. Era junio de 2004 y aún faltaban cuatro meses para que el promotor tomara las riendas del Valencia. Desde su llegada, el club ha ido ganando dinero al mismo tiempo que dilapidaba su prestigio deportivo. El Valencia es hoy una entidad saneada económicamente, pero ha cerrado la temporada sin títulos y en 12 meses ha visto desfilar a cuatro entrenadores y tres directores deportivos. Juan Soler analiza su primer año en el club y para ello recibe a LAS PROVINCIAS en el mismo despacho donde lo hizo hace justo un año, cuando trenzaba sueños que terminaron convertidos en pesadillas.

-Viendo su suntuoso despacho, es difícil imaginar qué le apasiona más, el arte o el fútbol.
-Me gustan las dos cosas, pero son muy distintas. El fútbol estresa y el arte relaja. Digamos que los dos proporcionan grandes satisfacciones, pero el fútbol da más insatisfacciones. Ahora que conozco el fútbol en la vertiente de dirigente, he comprobado que es más bonito como aficionado. Aunque hagas las cosas como crees en conciencia que se deben hacer, te sientes juzgado todas las semanas. Si el balón pega en el poste y no entra te critican, si acaba en gol te ensalzan. Es injusto.

-Se cumple un año de su aterrizaje en el Valencia. ¿Pensaba que esto iba a ser más fácil?
-Ni más fácil ni más difícil. Asumí la responsabilidad porque era el vicepresidente y suponía un reto. Los desafíos me gustan y cuando me meto en un sitio no me vuelvo atrás.

-Pero no esperaría un año tan convulso...
-Es un cúmulo de circunstancias. Ha sido un año duro, pero he aprendido. No me gusta mirar atrás. Hay que extraer las cosas buenas. Ahora lo único importante es planificar con ilusión la temporada que viene.

-¿Ha sufrido más de lo que ha disfrutado?
-He sufrido mucho, porque no puedes exteriorizar en un campo de fútbol tus emociones. Tienes que permanecer impasible y la tensión la acumulas dentro.

-¿Qué lejos queda esa foto de París (una imagen de Soler con su hijo en la final de la Liga de Campeones, ambos con una bufanda del Valencia al cuello, preside el aparador de su despacho)?
-Sí, todo ha cambiado mucho. Pero tengo una enorme ilusión por que este proyecto salga adelante y el Valencia vuelva al sitio que merece.

-¿De qué se arrepiente?
-De nada. Yo medito mucho antes de decidir y si hoy tuviera que actuar volvería a hacerlo igual.

-¿La mayor satisfacción?
-Para un aficionado, estar en la cabeza de tu club es un orgullo. El trato con las peñas depara momentos muy emotivos.

-¿Y la mayor decepción?
-Que no se haya cumplido las expectativas deportivas.

-¿En algún momento pensó que lo mejor habría sido olvidarse de sindicatos y permitir que su padre vendiera las acciones a Paco Roig?
-Insisto en que no me arrepiento de nada. El Valencia necesitaba un cambio y yo me sentía capacitado para dárselo.

-¿Juan Soler pide consejo a Bautista Soler para dirigir el Valencia?
-No sólo para las decisiones de club, sino también para las empresariales, normalmente consultamos mucho. La veteranía es un grado.

-¿Y en estos 12 meses él le ha dicho alguna vez: "Juanito, ahí te has equivocado"?
-Jamás. Está conmigo y no hay ningún problema.

-Es curioso que para analizar su gestión deportiva debamos empezar hablando de tribunales. ¿Habrá acuerdos con Benítez y Ranieri para evitar el sonrojo de verse con ellos en un juzgado?
-Supongo que sí, pero debo decir que yo no siento sonrojo cuando defiendo los intereses del Valencia. No permitiré que el club gaste más dinero del que marca la ley por el simple hecho de evitarme un mal trago. No se me caen los anillos por ir una y cuarenta veces donde haga falta para defender al Valencia.

-En el caso de Benítez está próximo el acuerdo.
-Y en el de Ranieri también.

-¿Cuánto dinero les separa?
-Estamos a 300.000 euros de Ranieri y a 600.000 de Benítez.

-Hablando de Rafa, ¿siente algo especial al verle campeón de Europa?
-Envidia sana. Yo con él apenas tuve contacto y me hubiera encantado que siguiera con nosotros. Habríamos puesto todo a su disposición, pero nos conoció un poco tarde. Si lo conozco antes, lo convenzo. De todas maneras, él ha dado todo por el Valencia, ha llevado al club a una de sus etapas más gloriosas y hay que estarle agradecidos. El rencor no es bueno. Además, nunca se sabe. El día de mañana, la puerta del Valencia se le puede volver a abrir.

-Con la mano en el corazón, ¿se hizo todo lo posible por retener a Benítez o se hizo lo imposible por que se fuera?
-Se hizo todo lo posible y lo imposible para que se quedara. Hablé con él tras ganar la Liga en Sevilla y me pidió que charláramos una vez concluido el campeonato. Después del partido contra el Albacete le propuse que fuéramos un día a comer para abordar el futuro, proyectos... Me dijo que le llamara, lo hice, pero aquella comida no se celebró. El lunes de la semana siguiente nos citó en su casa. Sinceramente, yo creía que íbamos para renovarle y la sorpresa fue que no hubo posibilidad.

-¿Por qué no?
-Porque Rafa tenía una oferta importantísima del Liverpool, que le garantizaba cuatro años y mucho más dinero del que cobraba aquí. Es el único motivo por el que se fue.

-El Valencia le felicitó por su triunfo en Estambul. ¿Lo ha hecho también Juan Soler a título personal?
-Llamé al presidente del Liverpool y mandamos una carta a Rafa.

-De sus palabras se deduce que no es impensable ver algún día a Benítez de nuevo en el banquillo de Mestalla con usted como presidente.
-No me gusta guardar rencor a las personas y creo que la vida da muchas vueltas. Igual que Ranieri ha tenido su segunda etapa en el Valencia, no me atrevo a decir que no pasará lo mismo con Benítez.

-¡Al menos no habrá una tercera etapa de Ranieri!
-Hombre, tampoco se puede decir (ríe). Pero en ese caso habría que dejar enfriar un poquito la cosa.

-Usted no oculta que ha cometido errores. ¿Cuáles son responsabilidad exclusiva suya y cuáles achacables a su equipo de trabajo?
-Yo soy el presidente y no voy a culpar nunca al resto de consejeros. Si a alguien han de pedir responsabilidades es a mí. Este primer año hemos querido aprender. Por ejemplo, encomendamos a Ranieri las funciones de manager general y entrenador a la vez. Sin embargo, cuando los resultados deportivos se estropearon tuvo que centrarse en una, descuidando la otra. Esto te demuestra que no puede ser la misma persona la que ocupe los dos cargos, pero sólo lo compruebas en la práctica. Más que equivocarnos, nos ha faltado experiencia.

-El aficionado puede comprender el error con Ranieri, pero cuesta un poco más entender la precipitación al renovar a Antonio López.
-No se está enfocando bien la cuestión. Nosotros ofrecimos a López un año como entrenador si el equipo se clasificaba para la Champions League o dos como director deportivo. Pero hay que tener en cuenta que antes de esto ya negociábamos con él para que, por ese mismo sueldo, se quedara como director de la escuela. Por lo tanto, no le estábamos planteando nada nuevo. De todas maneras, debido a su implicación, al final de la temporada se le propuso quedarse tres años y él optó libremente por marcharse.

-Parece lógico, ya que por contrato debía ser director deportivo y usted sólo le ofreció volver a la escuela.
-A él le prometimos una dirección deportiva. No se le dijo que fuera la del primer equipo.

-Durante muchos días han convivido un entrenador que aspiraba a ser director deportivo y un director deportivo que buscaba entrenador. Y todo ello envuelto por la más absoluta indefinición.
-Antonio López y yo hemos hablado mucho y él conocía perfectamente cómo estaba la situación. Por eso ha agradecido mi sinceridad.

-¿En qué momento se dio usted cuenta de que López no le servía como técnico para el año próximo?
-En el campo del Levante, cuando dejamos matemáticamente de tener opciones de clasificarnos para la Champions League. Yo quería que entráramos en esa competición por el Valencia y por Antonio López.

-Pero usted no descartaba la continuidad del cordobés incluso quedando fuera de la Champions.
-Sí, aunque eso era más difícil.

-Subirats lo tenía muy claro, ¿no?
-Bueno, tampoco se quiso pronunciar hasta el final. Él había establecido sus contactos, pero hasta que terminó la Liga no dio su opinión.

-Quique ha reconocido que le falta experiencia. ¿Teme que el reto le llegue demasiado pronto?
-En absoluto. Tiene una personalidad muy fuerte y le gustan los desafíos, el trabajo. Subirats apuesta por él como en su día lo hizo por Benítez, que era también un desconocido que venía de Segunda División. Sé que Quique devolverá al Valencia al sitio que merece.

-¿Habría pensado Juan Soler en contratar a Quique de no proponer Subirats su fichaje?
-Yo tenía mis favoritos y por supuesto Quique era uno de ellos. Pero tampoco me había planteado seriamente el nombre del entrenador. No quería que ningún comentario mío llegara a Javier. Él debía tener libertad total para elegir.

-¿Qué otros técnicos a gusto del presidente habrían podido venir?
-No es oportuno nombrarlos ahora. El entrenador que se ha elegido es Quique y estamos con él a tope.

-¿Será Subirats una especie de parachoques de Juan Soler?
-No. Subirats es un profesional como la copa de un pino. Ya lo demostró en su anterior época en el Valencia y, más que un escudo, será la persona que organice el club en toda la faceta deportiva.

-Antes de pensar en él, usted ofreció el cargo a Sol, Fernando, Arnesen, López... ¿Entendería que Subirats se sintiera segundo plato?
-Se lo he explicado también a él. Quise mantener reuniones con ex jugadores, algunos de los cuales se ubicarán dentro del Valencia en distintas áreas. He hablado con muchos, no sólo con los que se han publicado. Y fue por aprender, por conocer el mundo del fútbol.

-Pero a todos les propuso la dirección deportiva antes que a Subi.
-No. Les dije que el año que viene montaría una dirección deportiva y les pedí su opinión.

-Juan Soler ha admitido que no conocía a Javier Subirats. ¿Quién le sugirió su contratación?
-Fue una decisión de cinco o seis consejeros a los que yo planteé su nombre. Yo no conocía a Subirats, pero sí estaba al corriente de su trayectoria.

-Arnesen dijo no al Valencia, pero ahora negocia con el Chelsea. ¿Se siente traicionado por el danés?
-No sé lo que puede haber cambiado para él. Tenía problemas personales y nos pidió dos meses de plazo, pero no podíamos esperar tanto porque la pretemporada está ahí. Optamos por Javier Subirats y no nos arrepentimos en absoluto de ello.

-La falta de resultados durante esta temporada obliga a hipermotivar a la afición. ¿Teme que a la gente le sepan a poco los Edu, Kluivert, Villa…? ¿No cree que se espera un ‘megacrack’?
-Bueno, es que 'megacracks' hay muchos en la plantilla.

-Sí, pero una cara nueva.
-Insisto en que tenemos siete u ocho jugadores de primer nivel que todo club europeo soñaría con fichar. Traeremos lo que nos pidan la dirección deportiva y el entrenador. No hemos de poner la cabeza en un nombre concreto, ni pagar porque sí cantidades astronómicas. El secreto del Valencia siempre ha sido el equipo. Y eso no se compra con dinero. Lo que hace falta es implantar de nuevo la filosofía de que cuando metamos un gol el rival vea imposible ya ganar.

-Pero parte de su consejo le anima a lanzarse a por un jugador mediático, de modo que Soler pase a la historia como “el presidente que trajo a...”
-Sería volver a endeudarnos e imponer una disconformidad en el vestuario, que es una piña.¿

-Podemos decir entonces que el jugador mediático de esta campaña es Kluivert, si su estado físico se lo permite, y que no cabe esperar ninguna otra sorpresa de mayor calado?
-Bueno, quedan todavía dos meses (sonríe maliciosamente), pero Claudio López no era un crack cuando vino, ni Kempes... En el futuro se hablará muy bien de los jugadores que fichemos.

-¿Qué precio tiene cancelar la gira por Arabia y Japón?
-Dos o tres millones, pero no pasa nada, pues priorizamos el tema deportivo. Este año no hay excusas. Preguntamos a los técnicos: ‘‘¿Cómo queréis la temporada?, ¿cómo la planificamos?...’’. En el plano deportivo es más difícil recuperarse que en el económico si se empieza con mal pie.

-En el último mes se ha recrudecido el problema de los ultras. ¿Prevé algún plan de choque?
-El año pasado iniciamos conversaciones con ellos. Les retiramos una serie de privilegios.

-¿Como cuáles?
-Tenían un cuartito en Mestalla para guardar sus pancartas y sus símbolos, se les regalaba invitaciones a los partidos y se les daba más facilidades a la hora de adquirir los pases. Todo eso se eliminó. Sin embargo, quiero resaltar que hasta el día del Levante nadie puede tener queja de ellos. Se les fue la situación de las manos con aquella pancarta de Montanejos, pero los ultras del Valencia no son los de otros equipos. Los veo fácilmente reconducibles. Seguiremos negociando, porque por la vía del diálogo llegaremos a buenos acuerdos.

-¿Aprueba la actitud de sus jugadores al lanzar sus camisetas a los Yomus?
-No la entiendo.

-¿Y comprende que luego hayan justificado este gesto?
-Tengo que hablar con los jugadores, porque no entiendo su comportamiento.


“Cada hanegada de Porchinos la pagamos al doble de su precio”


-La gestión económica es su principal aval. ¿Se siente el salvador del Valencia?
-Ni mucho menos. Cuando se entra en un proyecto, cada uno debe ofrecer lo que sabe. Al principio hubo muchas críticas porque éramos tres promotores dentro del consejo y con el tiempo se ha demostrado que sabemos aportar nuestra sapiencia en beneficio del club. Prometimos cancelar la deuda en un año y ahí están los resultados.

-Aunque Porchinos permita enjugar la deuda del club, el fracaso deportivo tiene un precio: el Valencia cerrará el presupuesto anual con pérdidas de 24 millones, dejará de ingresar 12 millones por no ir a la Champions, pagará otros 12 en finiquitos, está obligado a vender a jugadores que se han devaluado...
-Lo de no entrar en la Champions afectará al presupuesto del año que viene. Ya veremos cómo lo reajustamos. Y en cuanto al déficit de este ejercicio, viene motivado por el pago de las primas por la Liga y la Copa de la UEFA. Me gustaría tener todos los años un desfase así.

-Pero será imposible alcanzar la prometida deuda cero.
-Siempre he dicho que si no es la deuda cero será la deuda casi cero. Y tenemos más proyectos económicos que nos darán mucha liquidez.

-¿Puede avanzar alguno de ellos?
-En el fútbol, como en los negocios, la discreción es la mejor arma.

-¿Cambiaría todo el dinero de Porchinos por un doblete?
-Tendremos el dinero de Porchinos e intentaremos hacer un doblete.

-El pleno que debe dar el visto bueno al proyecto estaba fijado para fin de mayo, pero no se ha celebrado. ¿Teme que haya demoras?
-Son cuestiones administrativas. Se solicitaron unos informes y no han llegado. Estamos a la espera.

-¿El fin justifica los medios?
-(Hace una larga pausa) Depende.

-¿Entiende entonces que le critiquen por Porchinos, donde usted manejó información privilegiada que no tenían los vendedores?
-Aun sabiendo para qué eran los terrenos, si el valor de la hanegada de naranjos estaba en millón y medio hemos pagado tres. El doble. Quisimos que, empezando por el propietario del suelo, nadie se sintiera perjudicado en la operación. De no ir el Valencia a Porchinos, los propietarios habrían obtenido la mitad.

-Pero esa hanegada por la que pagó tres millones luego vale seis.
-Si yo hubiera hecho esta actuación para mi empresa, en lugar de para el Valencia, no habría dado más de millón y medio y habría seguido valiendo seis. Eso es legal.

-¿Y moral?
-Nosotros acometimos este proyecto como lo hace cualquier empresa de la Comunidad Valenciana. Aparte de pagar el doble por los terrenos, hemos querido respetar el medio ambiente hasta el extremo de hacer actuaciones de repoblación de los montes colindantes, se ha cedido a la Conselleria el doble de los metros exigibles para la zona del río Turia... Es decir, que hemos querido que el Valencia, que no es una sociedad mercantil, sea ejemplo.

-¿Ningún futbolista o miembro del club se ha beneficiado a nivel particular de esta operación?
-Ninguno. Si se hubiese detectado algún caso, esa persona no estaría ya en el Valencia. Se lo garantizo.

-¿Ratifica su voluntad de no recalificar Paterna?
-Repartiremos escuelas de fútbol por las tres provincias y en Paterna tendremos una de las más importantes.

-Pero Paterna es una golosina demasiado deliciosa como para creer que se destinará a ese fin.
-La actual Ciudad Deportiva tampoco es tan grande. Tiene 132.000 metros cuadrados de suelo. Si se convirtiera en superficie industrial, perderíamos casi un 50%. Estamos hablando de que quedarían unos 60.000 metros cuadrados, y tampoco es tanto el dinero que se puede obtener como para desmantelar las instalaciones. Además, Paterna merece el respeto del Valencia.

-¿Avanza la negociación con el Ayuntamiento para que el suelo del futuro Mestalla sea del club?
-Estamos negociando y esperamos que en los próximos días se produzca un desenlace.

-Por lo tanto, no existe el bloqueo que dejan entrever las declaraciones de Rita Barberá.
-Yo sólo sé que soy optimista. Pero eso no quiere decir que vaya a ser fácil. Entiendo a la alcaldesa y ella también entiende al Valencia.

-¿Encargaría el nuevo estadio a Santiago Calatrava?
-No estoy cerrado a un arquitecto u otro. Nosotros queremos hacer el estadio más moderno de Europa y que sea un referente arquitectónico. Abriremos un concurso de ideas y elegiremos al mejor.

-¿Calatrava?
-No me parecería mal, pero hay más. También otros valencianos merecerían ese reconocimiento.


“El Levante goza de mis simpatías, es un equipo de la ciudad y los valencianistas deseamos que recupere la categoría”


-Al Valencia le ha venido bien, para atemperar el enfado popular, que baje el Levante?
-No tiene nada que ver. El Levante goza de mis simpatías. Incluso tengo dos pases. Es un equipo de la ciudad y los valencianistas deseamos que recupere la categoría.

-El Levante se siente menos apoyado por las instituciones que el Valencia...
-Ahí no me meto. Yo sólo sé lo que hacemos nosotros.

-¿Está el Valencia contento con la actitud de las instituciones que gobierna el PP?
-En este momento, sí.

-¿Podría ser mejor la relación?
-Yo creo que no. Es magnífica.

-En fútbol la paciencia es un bien escaso. ¿Está preparado para el día en que la grada le pite?
-Por supuesto. El socio tiene derecho a exteriorizar sus sentimientos, aunque yo estoy con la conciencia muy tranquila y duermo fenomenal. Si algún día sintiera remordimientos, lo dejaría.

-¿Es Juan Soler un presidente de larga duración?
-No quiero eternizarme en el cargo. Sé lo que puedo hacer y cuando termine cederé mi puesto.

-En su afán por gestionar el Valencia como una empresa, le obsesiona mantener la confidencialidad en todas sus gestiones. ¿No cree que la desinformación puede ser más nociva que la información?
-¿Hasta qué punto una filtración es una información?

-Antes lo era...
-(Sonríe) Yo creo que la información es que, cuando se tiene una operación cerrada, se hace una rueda de prensa y se notifica a todo el mundo lo mismo. Eso es una noticia. El resto de versiones que circulen me parecen especulaciones que hacen más mal que bien.

-Quique, Subirats, Armiñana, Soriano... ¿Lo único malo de Cor i Força era Paco Roig?
-No, hombre, no, con Paco no hay ningún problema (sonríe). Al entrar en el Valencia quise unir a todo aquel que sintiera algo por este club. Si se ha alcanzado una paz social estamos obligados los de un lado y los de otro a luchar juntos.

-¿La paz social se ha firmado o se ha comprado?
-La paz social se ha alcanzado. Ahora no hay guerras y vamos todos en la misma dirección.

-Ramón Aznar censuró su política deportiva antes de dejar el consejo. ¿Teme más deserciones?
-Todos los consejeros saben perfectamente cuál es la política del club y me llevaría una sorpresa.

-¿Tiene constancia de que exista una corriente contraria a usted dentro del grupo rector?
-A mí no me consta.

-¿Cuándo se dio cuenta de que había sido un error relegar a un segundo plano a Manuel Llorente?
-Se me ha malinterpretado. Si aparté a Manolo fue para comprobar yo en persona, sin que me lo dijera él, cómo funcionaban las distintas áreas del club. Eso no quiere decir que lo marginara y ahora lo recupere. Es como si le dices a una persona: Oye, deja que vea esto y luego sigue trabajando.

-En cualquier caso, estos meses le habrán servido para comprobar la valía profesional de Llorente.
-No tenía ninguna duda.

(Entrevista publicada el 13 de junio de 2005 en LAS PROVINCIAS)