El Valencia se busca a sí mismo

Si el fútbol fuera motociclismo, podría decirse del Valencia que se agarra muy bien en las curvas y pierde fuerza en las rectas. Mientras la vida social y deportiva del club deambuló por los retorcidos senderos de la polémica, los éxitos se sucedieron. Con la gestión bloqueada por la deuda y en medio de un mar de intrigas urdidas en la trastienda para hacerse con el poder, el equipo supo aislarse y llegaron los títulos.

El aterrizaje de Juan Soler, en el verano de 2004, debía dar al Valencia el definitivo impulso que lo consolidara entre los clubes más grandes del mundo. Al menos sobre el guión. Blanquinegro de corazón y multimillonario de profesión, el promotor compró la paz social a golpe de talonario y se dispuso a hacer funcionar el Valencia como si fuera una más de sus productivas empresas.

El flamante presidente identificó buena gestión con férreo control y parceló su consejo de tal modo que él movía todos los hilos y sólo se dejaba influir por su más íntimo círculo de colaboradores, aquellos que llegaron con él al Valencia. Maquinó una inteligente estrategia para relanzar económicamente el club. Jugó con las cartas marcadas y todo le salió bien. La recalificación del suelo de Mestalla, la construcción de un nuevo estadio y el traslado de la Ciudad Deportiva llenarán de dinero las depauperadas arcas blanquinegras.

Pero no siempre los trazos firmes desembocan en líneas rectas. El exceso de presidencialismo y narcisismo suele funcionar mal en Mestalla. Cuando compró las acciones a Francisco Roig, Juan Soler no cayó en el detalle de mirarse en el espejo de aquel con el que comerciaba. Como él, hizo suyo el club y erró. Por eso todo comenzó a desmoronarse. Primero se fue a pique el proyecto deportivo y esto generó tal descrédito que acabaron resintiéndose las finanzas, hasta el punto de minimizar el milagro de Porchinos, que debía dejar la deuda a cero y al final sólo servirá para salir del paso.

El año de zozobra que ha vivido el valencianismo vale, al menos, para que Juan Soler haya aprendido la lección. El tantas veces ninguneado Jaime Ortí le marca el camino. Basta con ceñirse al principio inspirador del liberalismo: dejar hacer, dejar pasar. El presidente lo ha entendido y se ha puesto manos a la obra.

A priori, la cordura parece haber regresado al Valencia. Soler se ha quitado el chándal para dejar toda la gestión deportiva en manos de un profesional como Javier Subirats, que conoce y siente muy dentro de sí este club. Le ha entregado todo el poder para que se implique y, a final de temporada, sea juzgado por sus aciertos y errores.

Subirats eligió a Quique entre un manojo de técnicos. Vio en el madrileño el mismo espíritu inconformista que en su día le condujo a fichar a Benítez. Y también él ha decidido qué necesidades tenía esta plantilla. Sólo se encontró con un fichaje hecho, el de Edu, que además le satisfacía plenamente. A partir de ahí, hizo y deshizo a su antojo. Frenó en seco todas las gestiones abiertas para traer a Baros, Kalou o Maxi Rodríguez e impuso su lista de prioridades.

Él pidió y Juan Soler le dio cuanto pudo. No vino Nihat, pero probablemente lo haga el año próximo. Algo similar ocurre con Willy Sagnol, salvo que el dinero del Bayern de Múnich quiebre la voluntad del francés. Y paulatinamente fueron cayendo Kluivert, Mora, Regueiro, Villa...

El director deportivo del club ha asumido riesgos. Así debe considerarse el pago de 3,5 millones por Estoyanoff, un joven uruguayo que llegó a precio de oro para ir cedido al Cádiz, o los 600.000 euros que costó pacificar la relación con el Levante tras el incendiario fichaje de José Enrique. También lo ha sido la contratación de Miguel, decisión salomónica con la que Subirats saldó su primera discrepancia con Quique. Fue un golpe en la mesa. Al técnico no le gustaba el portugués, pero el director deportivo impuso su criterio. Para eso le pagan.

Con errores y aciertos, esta pretemporada ha servido para demostrar que la profesionalización del club da sus resultados. Se fue Palop y Juan Soler tenía al instante ante sí un abanico de sustitutos entre los que se escogió a Mora. La lesión de Edu halló una inmediata réplica en la contratación de Hugo Viana.

Con el presidente en los despachos, Subirats en la grada y Quique en el banquillo todo debería ir mejor. El primer examen no es válido. El fracaso en la Intertoto ha sido un duro golpe, pero la lógica invita a pensar que el Valencia ha sentado los cimientos para reencontrarse consigo mismo.


(Artículo publicado en LAS PROVINCIAS el 12 de septiembre de 2005)

Juan Soler: "A Benítez se le puede volver a abrir en el futuro la puerta del Valencia"


Juan Soler saltó hace un año al ruedo del fútbol. Compró la paz social a Paco Roig y pasó a ocupar una discreta vicepresidencia. Era junio de 2004 y aún faltaban cuatro meses para que el promotor tomara las riendas del Valencia. Desde su llegada, el club ha ido ganando dinero al mismo tiempo que dilapidaba su prestigio deportivo. El Valencia es hoy una entidad saneada económicamente, pero ha cerrado la temporada sin títulos y en 12 meses ha visto desfilar a cuatro entrenadores y tres directores deportivos. Juan Soler analiza su primer año en el club y para ello recibe a LAS PROVINCIAS en el mismo despacho donde lo hizo hace justo un año, cuando trenzaba sueños que terminaron convertidos en pesadillas.

-Viendo su suntuoso despacho, es difícil imaginar qué le apasiona más, el arte o el fútbol.
-Me gustan las dos cosas, pero son muy distintas. El fútbol estresa y el arte relaja. Digamos que los dos proporcionan grandes satisfacciones, pero el fútbol da más insatisfacciones. Ahora que conozco el fútbol en la vertiente de dirigente, he comprobado que es más bonito como aficionado. Aunque hagas las cosas como crees en conciencia que se deben hacer, te sientes juzgado todas las semanas. Si el balón pega en el poste y no entra te critican, si acaba en gol te ensalzan. Es injusto.

-Se cumple un año de su aterrizaje en el Valencia. ¿Pensaba que esto iba a ser más fácil?
-Ni más fácil ni más difícil. Asumí la responsabilidad porque era el vicepresidente y suponía un reto. Los desafíos me gustan y cuando me meto en un sitio no me vuelvo atrás.

-Pero no esperaría un año tan convulso...
-Es un cúmulo de circunstancias. Ha sido un año duro, pero he aprendido. No me gusta mirar atrás. Hay que extraer las cosas buenas. Ahora lo único importante es planificar con ilusión la temporada que viene.

-¿Ha sufrido más de lo que ha disfrutado?
-He sufrido mucho, porque no puedes exteriorizar en un campo de fútbol tus emociones. Tienes que permanecer impasible y la tensión la acumulas dentro.

-¿Qué lejos queda esa foto de París (una imagen de Soler con su hijo en la final de la Liga de Campeones, ambos con una bufanda del Valencia al cuello, preside el aparador de su despacho)?
-Sí, todo ha cambiado mucho. Pero tengo una enorme ilusión por que este proyecto salga adelante y el Valencia vuelva al sitio que merece.

-¿De qué se arrepiente?
-De nada. Yo medito mucho antes de decidir y si hoy tuviera que actuar volvería a hacerlo igual.

-¿La mayor satisfacción?
-Para un aficionado, estar en la cabeza de tu club es un orgullo. El trato con las peñas depara momentos muy emotivos.

-¿Y la mayor decepción?
-Que no se haya cumplido las expectativas deportivas.

-¿En algún momento pensó que lo mejor habría sido olvidarse de sindicatos y permitir que su padre vendiera las acciones a Paco Roig?
-Insisto en que no me arrepiento de nada. El Valencia necesitaba un cambio y yo me sentía capacitado para dárselo.

-¿Juan Soler pide consejo a Bautista Soler para dirigir el Valencia?
-No sólo para las decisiones de club, sino también para las empresariales, normalmente consultamos mucho. La veteranía es un grado.

-¿Y en estos 12 meses él le ha dicho alguna vez: "Juanito, ahí te has equivocado"?
-Jamás. Está conmigo y no hay ningún problema.

-Es curioso que para analizar su gestión deportiva debamos empezar hablando de tribunales. ¿Habrá acuerdos con Benítez y Ranieri para evitar el sonrojo de verse con ellos en un juzgado?
-Supongo que sí, pero debo decir que yo no siento sonrojo cuando defiendo los intereses del Valencia. No permitiré que el club gaste más dinero del que marca la ley por el simple hecho de evitarme un mal trago. No se me caen los anillos por ir una y cuarenta veces donde haga falta para defender al Valencia.

-En el caso de Benítez está próximo el acuerdo.
-Y en el de Ranieri también.

-¿Cuánto dinero les separa?
-Estamos a 300.000 euros de Ranieri y a 600.000 de Benítez.

-Hablando de Rafa, ¿siente algo especial al verle campeón de Europa?
-Envidia sana. Yo con él apenas tuve contacto y me hubiera encantado que siguiera con nosotros. Habríamos puesto todo a su disposición, pero nos conoció un poco tarde. Si lo conozco antes, lo convenzo. De todas maneras, él ha dado todo por el Valencia, ha llevado al club a una de sus etapas más gloriosas y hay que estarle agradecidos. El rencor no es bueno. Además, nunca se sabe. El día de mañana, la puerta del Valencia se le puede volver a abrir.

-Con la mano en el corazón, ¿se hizo todo lo posible por retener a Benítez o se hizo lo imposible por que se fuera?
-Se hizo todo lo posible y lo imposible para que se quedara. Hablé con él tras ganar la Liga en Sevilla y me pidió que charláramos una vez concluido el campeonato. Después del partido contra el Albacete le propuse que fuéramos un día a comer para abordar el futuro, proyectos... Me dijo que le llamara, lo hice, pero aquella comida no se celebró. El lunes de la semana siguiente nos citó en su casa. Sinceramente, yo creía que íbamos para renovarle y la sorpresa fue que no hubo posibilidad.

-¿Por qué no?
-Porque Rafa tenía una oferta importantísima del Liverpool, que le garantizaba cuatro años y mucho más dinero del que cobraba aquí. Es el único motivo por el que se fue.

-El Valencia le felicitó por su triunfo en Estambul. ¿Lo ha hecho también Juan Soler a título personal?
-Llamé al presidente del Liverpool y mandamos una carta a Rafa.

-De sus palabras se deduce que no es impensable ver algún día a Benítez de nuevo en el banquillo de Mestalla con usted como presidente.
-No me gusta guardar rencor a las personas y creo que la vida da muchas vueltas. Igual que Ranieri ha tenido su segunda etapa en el Valencia, no me atrevo a decir que no pasará lo mismo con Benítez.

-¡Al menos no habrá una tercera etapa de Ranieri!
-Hombre, tampoco se puede decir (ríe). Pero en ese caso habría que dejar enfriar un poquito la cosa.

-Usted no oculta que ha cometido errores. ¿Cuáles son responsabilidad exclusiva suya y cuáles achacables a su equipo de trabajo?
-Yo soy el presidente y no voy a culpar nunca al resto de consejeros. Si a alguien han de pedir responsabilidades es a mí. Este primer año hemos querido aprender. Por ejemplo, encomendamos a Ranieri las funciones de manager general y entrenador a la vez. Sin embargo, cuando los resultados deportivos se estropearon tuvo que centrarse en una, descuidando la otra. Esto te demuestra que no puede ser la misma persona la que ocupe los dos cargos, pero sólo lo compruebas en la práctica. Más que equivocarnos, nos ha faltado experiencia.

-El aficionado puede comprender el error con Ranieri, pero cuesta un poco más entender la precipitación al renovar a Antonio López.
-No se está enfocando bien la cuestión. Nosotros ofrecimos a López un año como entrenador si el equipo se clasificaba para la Champions League o dos como director deportivo. Pero hay que tener en cuenta que antes de esto ya negociábamos con él para que, por ese mismo sueldo, se quedara como director de la escuela. Por lo tanto, no le estábamos planteando nada nuevo. De todas maneras, debido a su implicación, al final de la temporada se le propuso quedarse tres años y él optó libremente por marcharse.

-Parece lógico, ya que por contrato debía ser director deportivo y usted sólo le ofreció volver a la escuela.
-A él le prometimos una dirección deportiva. No se le dijo que fuera la del primer equipo.

-Durante muchos días han convivido un entrenador que aspiraba a ser director deportivo y un director deportivo que buscaba entrenador. Y todo ello envuelto por la más absoluta indefinición.
-Antonio López y yo hemos hablado mucho y él conocía perfectamente cómo estaba la situación. Por eso ha agradecido mi sinceridad.

-¿En qué momento se dio usted cuenta de que López no le servía como técnico para el año próximo?
-En el campo del Levante, cuando dejamos matemáticamente de tener opciones de clasificarnos para la Champions League. Yo quería que entráramos en esa competición por el Valencia y por Antonio López.

-Pero usted no descartaba la continuidad del cordobés incluso quedando fuera de la Champions.
-Sí, aunque eso era más difícil.

-Subirats lo tenía muy claro, ¿no?
-Bueno, tampoco se quiso pronunciar hasta el final. Él había establecido sus contactos, pero hasta que terminó la Liga no dio su opinión.

-Quique ha reconocido que le falta experiencia. ¿Teme que el reto le llegue demasiado pronto?
-En absoluto. Tiene una personalidad muy fuerte y le gustan los desafíos, el trabajo. Subirats apuesta por él como en su día lo hizo por Benítez, que era también un desconocido que venía de Segunda División. Sé que Quique devolverá al Valencia al sitio que merece.

-¿Habría pensado Juan Soler en contratar a Quique de no proponer Subirats su fichaje?
-Yo tenía mis favoritos y por supuesto Quique era uno de ellos. Pero tampoco me había planteado seriamente el nombre del entrenador. No quería que ningún comentario mío llegara a Javier. Él debía tener libertad total para elegir.

-¿Qué otros técnicos a gusto del presidente habrían podido venir?
-No es oportuno nombrarlos ahora. El entrenador que se ha elegido es Quique y estamos con él a tope.

-¿Será Subirats una especie de parachoques de Juan Soler?
-No. Subirats es un profesional como la copa de un pino. Ya lo demostró en su anterior época en el Valencia y, más que un escudo, será la persona que organice el club en toda la faceta deportiva.

-Antes de pensar en él, usted ofreció el cargo a Sol, Fernando, Arnesen, López... ¿Entendería que Subirats se sintiera segundo plato?
-Se lo he explicado también a él. Quise mantener reuniones con ex jugadores, algunos de los cuales se ubicarán dentro del Valencia en distintas áreas. He hablado con muchos, no sólo con los que se han publicado. Y fue por aprender, por conocer el mundo del fútbol.

-Pero a todos les propuso la dirección deportiva antes que a Subi.
-No. Les dije que el año que viene montaría una dirección deportiva y les pedí su opinión.

-Juan Soler ha admitido que no conocía a Javier Subirats. ¿Quién le sugirió su contratación?
-Fue una decisión de cinco o seis consejeros a los que yo planteé su nombre. Yo no conocía a Subirats, pero sí estaba al corriente de su trayectoria.

-Arnesen dijo no al Valencia, pero ahora negocia con el Chelsea. ¿Se siente traicionado por el danés?
-No sé lo que puede haber cambiado para él. Tenía problemas personales y nos pidió dos meses de plazo, pero no podíamos esperar tanto porque la pretemporada está ahí. Optamos por Javier Subirats y no nos arrepentimos en absoluto de ello.

-La falta de resultados durante esta temporada obliga a hipermotivar a la afición. ¿Teme que a la gente le sepan a poco los Edu, Kluivert, Villa…? ¿No cree que se espera un ‘megacrack’?
-Bueno, es que 'megacracks' hay muchos en la plantilla.

-Sí, pero una cara nueva.
-Insisto en que tenemos siete u ocho jugadores de primer nivel que todo club europeo soñaría con fichar. Traeremos lo que nos pidan la dirección deportiva y el entrenador. No hemos de poner la cabeza en un nombre concreto, ni pagar porque sí cantidades astronómicas. El secreto del Valencia siempre ha sido el equipo. Y eso no se compra con dinero. Lo que hace falta es implantar de nuevo la filosofía de que cuando metamos un gol el rival vea imposible ya ganar.

-Pero parte de su consejo le anima a lanzarse a por un jugador mediático, de modo que Soler pase a la historia como “el presidente que trajo a...”
-Sería volver a endeudarnos e imponer una disconformidad en el vestuario, que es una piña.¿

-Podemos decir entonces que el jugador mediático de esta campaña es Kluivert, si su estado físico se lo permite, y que no cabe esperar ninguna otra sorpresa de mayor calado?
-Bueno, quedan todavía dos meses (sonríe maliciosamente), pero Claudio López no era un crack cuando vino, ni Kempes... En el futuro se hablará muy bien de los jugadores que fichemos.

-¿Qué precio tiene cancelar la gira por Arabia y Japón?
-Dos o tres millones, pero no pasa nada, pues priorizamos el tema deportivo. Este año no hay excusas. Preguntamos a los técnicos: ‘‘¿Cómo queréis la temporada?, ¿cómo la planificamos?...’’. En el plano deportivo es más difícil recuperarse que en el económico si se empieza con mal pie.

-En el último mes se ha recrudecido el problema de los ultras. ¿Prevé algún plan de choque?
-El año pasado iniciamos conversaciones con ellos. Les retiramos una serie de privilegios.

-¿Como cuáles?
-Tenían un cuartito en Mestalla para guardar sus pancartas y sus símbolos, se les regalaba invitaciones a los partidos y se les daba más facilidades a la hora de adquirir los pases. Todo eso se eliminó. Sin embargo, quiero resaltar que hasta el día del Levante nadie puede tener queja de ellos. Se les fue la situación de las manos con aquella pancarta de Montanejos, pero los ultras del Valencia no son los de otros equipos. Los veo fácilmente reconducibles. Seguiremos negociando, porque por la vía del diálogo llegaremos a buenos acuerdos.

-¿Aprueba la actitud de sus jugadores al lanzar sus camisetas a los Yomus?
-No la entiendo.

-¿Y comprende que luego hayan justificado este gesto?
-Tengo que hablar con los jugadores, porque no entiendo su comportamiento.


“Cada hanegada de Porchinos la pagamos al doble de su precio”


-La gestión económica es su principal aval. ¿Se siente el salvador del Valencia?
-Ni mucho menos. Cuando se entra en un proyecto, cada uno debe ofrecer lo que sabe. Al principio hubo muchas críticas porque éramos tres promotores dentro del consejo y con el tiempo se ha demostrado que sabemos aportar nuestra sapiencia en beneficio del club. Prometimos cancelar la deuda en un año y ahí están los resultados.

-Aunque Porchinos permita enjugar la deuda del club, el fracaso deportivo tiene un precio: el Valencia cerrará el presupuesto anual con pérdidas de 24 millones, dejará de ingresar 12 millones por no ir a la Champions, pagará otros 12 en finiquitos, está obligado a vender a jugadores que se han devaluado...
-Lo de no entrar en la Champions afectará al presupuesto del año que viene. Ya veremos cómo lo reajustamos. Y en cuanto al déficit de este ejercicio, viene motivado por el pago de las primas por la Liga y la Copa de la UEFA. Me gustaría tener todos los años un desfase así.

-Pero será imposible alcanzar la prometida deuda cero.
-Siempre he dicho que si no es la deuda cero será la deuda casi cero. Y tenemos más proyectos económicos que nos darán mucha liquidez.

-¿Puede avanzar alguno de ellos?
-En el fútbol, como en los negocios, la discreción es la mejor arma.

-¿Cambiaría todo el dinero de Porchinos por un doblete?
-Tendremos el dinero de Porchinos e intentaremos hacer un doblete.

-El pleno que debe dar el visto bueno al proyecto estaba fijado para fin de mayo, pero no se ha celebrado. ¿Teme que haya demoras?
-Son cuestiones administrativas. Se solicitaron unos informes y no han llegado. Estamos a la espera.

-¿El fin justifica los medios?
-(Hace una larga pausa) Depende.

-¿Entiende entonces que le critiquen por Porchinos, donde usted manejó información privilegiada que no tenían los vendedores?
-Aun sabiendo para qué eran los terrenos, si el valor de la hanegada de naranjos estaba en millón y medio hemos pagado tres. El doble. Quisimos que, empezando por el propietario del suelo, nadie se sintiera perjudicado en la operación. De no ir el Valencia a Porchinos, los propietarios habrían obtenido la mitad.

-Pero esa hanegada por la que pagó tres millones luego vale seis.
-Si yo hubiera hecho esta actuación para mi empresa, en lugar de para el Valencia, no habría dado más de millón y medio y habría seguido valiendo seis. Eso es legal.

-¿Y moral?
-Nosotros acometimos este proyecto como lo hace cualquier empresa de la Comunidad Valenciana. Aparte de pagar el doble por los terrenos, hemos querido respetar el medio ambiente hasta el extremo de hacer actuaciones de repoblación de los montes colindantes, se ha cedido a la Conselleria el doble de los metros exigibles para la zona del río Turia... Es decir, que hemos querido que el Valencia, que no es una sociedad mercantil, sea ejemplo.

-¿Ningún futbolista o miembro del club se ha beneficiado a nivel particular de esta operación?
-Ninguno. Si se hubiese detectado algún caso, esa persona no estaría ya en el Valencia. Se lo garantizo.

-¿Ratifica su voluntad de no recalificar Paterna?
-Repartiremos escuelas de fútbol por las tres provincias y en Paterna tendremos una de las más importantes.

-Pero Paterna es una golosina demasiado deliciosa como para creer que se destinará a ese fin.
-La actual Ciudad Deportiva tampoco es tan grande. Tiene 132.000 metros cuadrados de suelo. Si se convirtiera en superficie industrial, perderíamos casi un 50%. Estamos hablando de que quedarían unos 60.000 metros cuadrados, y tampoco es tanto el dinero que se puede obtener como para desmantelar las instalaciones. Además, Paterna merece el respeto del Valencia.

-¿Avanza la negociación con el Ayuntamiento para que el suelo del futuro Mestalla sea del club?
-Estamos negociando y esperamos que en los próximos días se produzca un desenlace.

-Por lo tanto, no existe el bloqueo que dejan entrever las declaraciones de Rita Barberá.
-Yo sólo sé que soy optimista. Pero eso no quiere decir que vaya a ser fácil. Entiendo a la alcaldesa y ella también entiende al Valencia.

-¿Encargaría el nuevo estadio a Santiago Calatrava?
-No estoy cerrado a un arquitecto u otro. Nosotros queremos hacer el estadio más moderno de Europa y que sea un referente arquitectónico. Abriremos un concurso de ideas y elegiremos al mejor.

-¿Calatrava?
-No me parecería mal, pero hay más. También otros valencianos merecerían ese reconocimiento.


“El Levante goza de mis simpatías, es un equipo de la ciudad y los valencianistas deseamos que recupere la categoría”


-Al Valencia le ha venido bien, para atemperar el enfado popular, que baje el Levante?
-No tiene nada que ver. El Levante goza de mis simpatías. Incluso tengo dos pases. Es un equipo de la ciudad y los valencianistas deseamos que recupere la categoría.

-El Levante se siente menos apoyado por las instituciones que el Valencia...
-Ahí no me meto. Yo sólo sé lo que hacemos nosotros.

-¿Está el Valencia contento con la actitud de las instituciones que gobierna el PP?
-En este momento, sí.

-¿Podría ser mejor la relación?
-Yo creo que no. Es magnífica.

-En fútbol la paciencia es un bien escaso. ¿Está preparado para el día en que la grada le pite?
-Por supuesto. El socio tiene derecho a exteriorizar sus sentimientos, aunque yo estoy con la conciencia muy tranquila y duermo fenomenal. Si algún día sintiera remordimientos, lo dejaría.

-¿Es Juan Soler un presidente de larga duración?
-No quiero eternizarme en el cargo. Sé lo que puedo hacer y cuando termine cederé mi puesto.

-En su afán por gestionar el Valencia como una empresa, le obsesiona mantener la confidencialidad en todas sus gestiones. ¿No cree que la desinformación puede ser más nociva que la información?
-¿Hasta qué punto una filtración es una información?

-Antes lo era...
-(Sonríe) Yo creo que la información es que, cuando se tiene una operación cerrada, se hace una rueda de prensa y se notifica a todo el mundo lo mismo. Eso es una noticia. El resto de versiones que circulen me parecen especulaciones que hacen más mal que bien.

-Quique, Subirats, Armiñana, Soriano... ¿Lo único malo de Cor i Força era Paco Roig?
-No, hombre, no, con Paco no hay ningún problema (sonríe). Al entrar en el Valencia quise unir a todo aquel que sintiera algo por este club. Si se ha alcanzado una paz social estamos obligados los de un lado y los de otro a luchar juntos.

-¿La paz social se ha firmado o se ha comprado?
-La paz social se ha alcanzado. Ahora no hay guerras y vamos todos en la misma dirección.

-Ramón Aznar censuró su política deportiva antes de dejar el consejo. ¿Teme más deserciones?
-Todos los consejeros saben perfectamente cuál es la política del club y me llevaría una sorpresa.

-¿Tiene constancia de que exista una corriente contraria a usted dentro del grupo rector?
-A mí no me consta.

-¿Cuándo se dio cuenta de que había sido un error relegar a un segundo plano a Manuel Llorente?
-Se me ha malinterpretado. Si aparté a Manolo fue para comprobar yo en persona, sin que me lo dijera él, cómo funcionaban las distintas áreas del club. Eso no quiere decir que lo marginara y ahora lo recupere. Es como si le dices a una persona: Oye, deja que vea esto y luego sigue trabajando.

-En cualquier caso, estos meses le habrán servido para comprobar la valía profesional de Llorente.
-No tenía ninguna duda.

(Entrevista publicada el 13 de junio de 2005 en LAS PROVINCIAS)

Subirats regresa para construir otro Valencia campeón

El Valencia 2005-06 echó ayer a andar. Javier Subirats se convirtió, poco después de las 19 horas, en el nuevo director deportivo del club, el hombre fuerte de Juan Soler en materia futbolística. El técnico cobrará finalmente algo menos de un millón de euros brutos por temporada y permanecerá ligado al club durante tres años.
Sin embargo, Juan Soler no se ha pillado esta vez los dedos, como ocurrió con Claudio Ranieri. El contrato con Subirats incluye una cláusula que permitiría al Valencia rescindirlo de forma unilateral a cambio de una indemnización pactada.
La firma del acuerdo fue un mero formalismo. Todo había quedado zanjado 24 horas antes, en la conversación que presidente y técnico mantuvieron tras encontrarse fortuitamente en la calle de Colón.
El encargado de oficializar ayer el acuerdo fue el portavoz del consejo, tras algo más de dos horas de reunión. "La incorporación se hará efectiva cuando finalice el campeonato liguero", indicó Jordi Bruixola. Sin embargo, Javier Subirats explicó que desde ayer mismo trabaja ya "las 24 horas" para el Valencia. La presentación se efectuará a final de temporada.
El que fuera descubridor de Rafa Benítez y artífice del Valencia campeón del último lustro hizo gala de la ilusión con la que regresa al club que abandonó hace dos años y ocho meses. "Me siento muy feliz de estar aquí otra vez. Ahora, a intentar hacer las cosas bien para volver a ser un equipo grande", señaló en la sede del club.
Subirats no cree que se deba empezar de cero. Hereda una plantilla que él conoce mejor que nadie y cuya valía es indiscutible. "Los retos siempre son difíciles, pero lo que está claro es que hay una buena base dentro del equipo. Pienso que la próxima temporada se podrá llegar a lo más alto en todas las competiciones".
Aunque todavía queda pendiente su desvinculación del Hércules, Subirats insistió en que no esperará a su presentación para comenzar a trabajar en el segundo proyecto de Juan Soler.
El técnico de Paterna llega al cargo después de que el presidente descartara a Fernando Gómez y Frank Arnesen. El primero cometió el error de ser demasiado indiscreto, lo que indignó al consejo, mientras el segundo renunció por motivos personales. El sueldo de Subirats es moderado si se compara con lo que cobran otros directores deportivos. Sin ir más lejos, el mencionado Arnesen percibe casi el triple en el Tottenham Hotspur.
El primer cometido del nuevo responsable futbolístico será revisar la lista de fichajes con la que trabaja el secretario técnico Eduardo Maciá. Tendrá que darle el visto bueno, además de decidir quién se sentará en el banquillo la próxima temporada. El deseo presidencial es que continúe Antonio López. Así se lo ha prometido Juan Soler al cordobés esta misma semana, siempre que ante Levante y Osasuna el Valencia ofrezca una imagen similar a la de Montjuïc. Sin embargo, Subirats tendrá la última palabra y el constructor la respetará.
La contratación del director deportivo supone el último paso en la reestructuración del club pretendida por Soler. La entidad se dividirá en dos grandes áreas, la futbolística, dependiente de Subirats, y la administrativa. Al frente de esta última se situará un resucitado Manuel Llorente, que recupera de forma progresiva el protagonismo perdido. Soler valora su trabajo y siente que el director general tiene gran parte de responsabilidad en los éxitos recientes del Valencia.
A Llorente se le ha encomendado la misión de contratar para cada subárea a la persona más cualificada en esa materia concreta. Sin escatimar gastos. Este club, saneado tras la operación urbanística de Porchinos, dista mucho del de hace apenas un año. Entonces Llorente debía realizar juegos malabares para cuadrar las cuentas, pero ahora Soler entiende que invertir en un organigrama racional y en profesionales competentes es la fórmula del éxito. Sin reparar en gastos.
(Artículo publicado en LAS PROVINCIAS el 19 de mayo de 2005)

Baros, Maxi y Juan Rodríguez ganan enteros

La contratación de Subirats reactiva el capítulo de fichajes, bloqueado hasta que el club pusiera rostro a la figura del director deportivo. Al margen de las negociaciones por Kalou, las de Milan Baros siguen su curso. El checo está de acuerdo con las condiciones que le ofrece el Valencia y el diálogo se retomará tras la final de la Champions. Otro fichaje avanzado es el de Maxi Rodríguez, interior derecho argentino del Espanyol.

La política de refuerzos de Juan Soler y Javier Subirats pasará por la búsqueda de jóvenes talentosos contratados antes de su consagración. Una vieja fórmula que no siempre ha funcionado. El Valencia tuvo atado por tres millones de euros a Cristiano Ronaldo, pero se le adelantó el Manchester y hoy vale cerca de 45. Juan Soler no quiere que eso vuelva a ocurrir.

Un ejemplo de esta nueva línea lo protagoniza Juan Rodríguez. El Valencia quiere utilizar a Salva como moneda de cambio para fichar al joven del Málaga, que seguiría en La Rosaleda como cedido. Alexis Ruano está casi descartado.
(Artículo publicado en LAS PROVINCIAS el 19 de mayo de 2005)

Valencia y Feyenoord acercan posturas y el fichaje de Kalou está al caer

Salomon Kalou está mucho más cerca de convertirse en jugador del Valencia. Las negociaciones con el Feyenoord han experimentado un significativo avance en los últimos días, hasta el punto de que podrían culminar en una próxima reunión, con fecha todavía por determinar.

El gran obstáculo que se interponía entre el Valencia y Kalou, el Chelsea del potentado Abramovich, comienza a desmoronarse. La estricta normativa británica en materia de futbolistas extracomunitarios impide al atacante costamarfileño recalar en las filas del semifinalista de la Champions League. A Kalou le acaban de denegar la nacionalidad holandesa y tampoco cumple el requisito de haber jugado 25 partidos con su selección.

Todo ello le aproxima al Valencia, aunque el principal avance se ha producido en materia económica. Descartado el Chelsea, la oferta blanquinegra está ya muy cerca de lo que demanda el Feyenoord. Al inicio de la negociación los holandeses pedían 15 millones por su joven estrella, aunque la operación se cerrará por una cantidad muy inferior, presumiblemente en torno a la mitad.

Tras el ya seguro fichaje de Eduardo Daud Gaspar, Edu, mediocentro del Arsenal por el que se peleaban Juventus, Liverpool, Barcelona y Real Madrid, Kalou se convertirá, si no surge un contratiempo de última hora, en el segundo fichaje estelar del nuevo Valencia de Juan Soler.

El delantero del Feyenoord tan sólo tiene 19 años y esta temporada, la de su eclosión futbolística, ha marcado 19 goles en 29 partidos. Al igual que ocurrió con Edu, el Valencia se ha adelantado al resto de pretendientes.
(Artículo publicado en LAS PROVINCIAS el 19 de mayo de 2005)

Soler prevé dejar a cero la deuda del Valencia el 30 de junio

Juan Soler tiene su particular cuento de la lechera y ayer lo recitó con deleite durante un almuerzo con los medios de comunicación. Si no se le rompe el cántaro, el presidente del Valencia habrá logrado el 30 de junio fulminar toda la deuda neta del club, que en estos momentos asciende a 105 millones de euros. Esta cantidad es ficticia, ya que antes de que el milagro tome cuerpo el déficit habrá crecido en otros 60 millones, que es el coste de los terrenos agrícolas adquiridos en Ribarroja para la futura Ciudad Deportiva. Sin embargo, Soler prevé pasar del todo a la nada este mismo verano, cuando el Valencia ingrese 180 millones por la venta del suelo destinado a vivienda.
La recalificación en la Masía de Porchinos no se efectuará antes de diciembre, pero el club tiene prisa. Mucha prisa. El 30 de junio ha de hacer un balance contable, y la temporada se saldará previsiblemente con pérdidas superiores a los 18 millones de euros. Por eso no esperará a que la actual superficie agrícola de Porchinos goce a fin de año de la calificación de urbanizable y venderá a una empresa la opción preferencial de compra sobre estos terrenos antes del 30 de junio para así cuadrar las cuentas. Sobre el papel, negocio redondo, histórico... y agónico. De no prosperar el proyecto, el Valencia quedaría en situación de quiebra técnica.
El presidente blanquinegro dibujó en su encuentro con la prensa un escenario económico idílico para el club. De hecho, incluso hay negociaciones para que el Valencia ni siquiera tenga que abonar un euro por las obras de la Ciudad Deportiva propiamente dicha. Existen empresas interesadas en hacer frente a las mismas a cambio de la explotación y patrocinio de las instalaciones.
Con la deuda fulminada, el segundo capítulo del cuento de la lechera se desarrollaría en la avenida de las Cortes Valencianas. La idea inicial de Soler era que todo el dinero de la recalificación de Mestalla se invirtiera en el futuro estadio. Así quedó dicho. Pero también aquí se atisban novedades. La historia de Ribarroja puede repetirse. Soler tiene sobre la mesa cinco propuestas de empresas que quieren pagar las obras del campo a cambio de explotar, durante cierto tiempo, la zona comercial anexa.
Ello supondría ahorrarse los cerca de 270 millones que obtendrá el Valencia por el actual solar de Mestalla y que ahora engrosarían las arcas del club.Sin embargo, para lograr sus objetivos Soler deberá sortear algunos obstáculos. Tanto en Ribarroja como en la avenida de las Cortes. En el primer caso, el PP de la localidad del Camp de Túria se ha hecho fuerte. El tiempo juega en contra del Valencia y todo el revuelo generado por quienes se oponen al proyecto obliga a los nueve ediles populares a extremar sus exigencias en beneficio del pueblo. El lunes presentarán una plataforma de reivindicaciones que el Valencia deberá satisfacer. En el consejo hay tranquilidad... de momento.
Paterna no se desmantelaráLo que ya no preocupa son las medidas de presión que pueda adoptar el Consistorio de Paterna, fundamentalmente la no recalificación de la actual Ciudad Deportiva. Soler descarta desmantelarla, ya que pasará a formar parte de una red de instalaciones destinada a potenciar el fútbol base blanquinegro por toda la Comunidad.
Más complicado lo tiene el Valencia en el caso del futuro estadio. El consejo de administración resucitará una vieja polémica, al reivindicar que el suelo donde se construirá el nuevo Mestalla sea propiedad del club. Todo lo contrario supondría perder patrimonio, incluida la fórmula de la sociedad mixta. Esto choca frontalmente con la pretensión municipal.
El estadio tendrá una capacidad de 70.000 a 80.000 espectadores, y por fin Soler ha dejado claro que su ubicación será la avenida de las Cortes, a pesar de la ambigüedad con la que hasta ahora se había pronunciado al respecto. El club pensó inicialmente en las inmediaciones de la Ciudad de las Artes, pero la idea se desechó por falta de espacio.
Confiado en que no se le desmorone el castillo de naipes, el presidente afirma estar preparado para los recelos que despertarán estas operaciones en el fútbol español. Le ocupan, pero no le preocupan. Sonríe cuando afirma que el Valencia va a ser en cuestión de meses el club más saneado de España y el más competitivo a la hora de fichar.

(Artículo publicado en LAS PROVINCIAS el 13 de abril de 2005)

Once meses de negociaciones amparadas en el anonimato

El proyecto que puede convertir al Valencia en el club más rico de España comenzó a gestarse en el mes de junio. Soler, recién aterrizado en la vicepresidencia, entendió que había que buscar fórmulas para fulminar la deuda sin tocar un euro de los ingresos por la recalificación de Mestalla. La solución estaba en la obsoleta Ciudad Deportiva de Paterna. Y se puso manos a la obra.

Al único a quien informó de sus planes fue al entonces presidente Jaime Ortí. Aunque Soler movía ya los hilos del club, había que cuidar las formas. A partir de ese instante, y prácticamente hasta ayer, el constructor ha tenido dos obsesiones: llevar a buen puerto el proyecto de Ribarroja y tratar de ocultarlo a los medios de comunicación, aunque para ello tuviera que negar lo innegable.

Soler tomó como referente la experiencia de la Ciudad Deportiva de Paterna. Cuando Francisco Ros Casares compró los actuales campos de entrenamiento, a su alrededor sólo había zona agrícola de escaso valor económico. Sin embargo, enseguida se desató todo un proceso especulativo que cambió la fisonomía del municipio.

El hoy presidente blanquinegro decidió que había que repetir la experiencia, pero con una salvedad. En esta ocasión las plusvalías que generaría la presencia del Valencia debían ir a parar al propio club.

Descartada Paterna por la falta de suelo para llevar a cabo un proyecto tan ambicioso como el que perseguía Soler, pensó en dos municipios del Camp de Túria: La Pobla de Vallbona y Ribarroja.

Paralelamente, y con el fin de ocultar que el Valencia estaba detrás de esta inversión, el presidente constituyó una sociedad limitada que actuaría de testaferro. La llamó Litoral del Este. Era el 22 de septiembre, Ribarroja se había convertido ya en la opción elegida y todo estaba listo para que Juan Soler iniciara, teóricamente para uso particular, la compra de terrenos en la Masía de Porchinos.

Ocultando el nombre del Valencia, Soler lograba frenar la especulación. ¿Pero cómo evitar la sombra de la duda ante un proyecto urbanístico de semejante magnitud emprendido por un consejo repleto de constructores? El 13 de octubre el Valencia adquirió todas las acciones de Litoral del Este, de modo que ante tanta transacción como se avecinaba nadie tuviera la sospecha de que algún euro se perdería por el camino. Por supuesto, la escritura no se presentó en el registro. Cualquier precaución era poca si se quería ocultar que tras la operación estaba la entidad de Mestalla.
La búsqueda de liquidez se convirtió en el siguiente objetivo. Litoral del Este –o sea, el club– pidió un crédito de cinco millones al Banco de Valencia, posteriormente ampliado hasta los 6,5. Soler avaló la operación con su patrimonio, según desveló ayer.

Al mismo tiempo entró en contacto con el alcalde de Ribarroja, Francisco Tarazona, con los técnicos municipales y con los de la Conselleria. Antes de iniciar el desembolso, buscaba la certeza de que todo era viable desde el punto de vista medioambiental. Un informe de Vaersa así lo constataría en enero.

Soler compró la primera parcela el 26 de octubre y en estos momentos ya ha adquirido el 97% del terreno afectado por su plan. Ha pagado 6,5 millones, la décima parte de la inversión global. Ahora comienza la carrera contrarreloj para ingresar los 180 millones de euros antes del 30 de junio, fecha en que se cierra el balance contable del año. Y de nuevo el cuento de la lechera. El Valencia espera que el Ayuntamiento de Ribarroja apruebe el Plan de Actuación Integral en un plazo máximo de dos meses. La Conselleria lo homologaría en diciembre, medio año después se haría el proyecto de reparcelación y en 2009 el Valencia ya entrenaría en el Camp de Túria.

(Artículo publicado en LAS PROVINCIAS el 13 de abril de 2005)