La Fórmula Uno apuesta por un circuito urbano en Valencia para el Mundial 2008

Cuando Francisco Camps y Bernie Ecclestone estrecharon sus manos el pasado 8 de abril sobre el asfalto del circuito de Cheste, probablemente se guiñaron también un ojo, conscientes de que guardaban un secreto que dejaría boquiabierto al mundo del motor. Y cuando, hace apenas una semana, Michel Bonnefous comparó en LAS PROVINCIAS la dársena valenciana con Mónaco, no sabía hasta qué punto andaba en lo cierto.
Si no hay un cambio de rumbo y se cumple lo pactado entre el presidente de la Generalitat y el magnate de la Fórmula 1, el mayor espectáculo automovilístico del mundo llegará a Valencia en 2008 y no tendrá como escenario el circuito Ricardo Tormo, sino un trazado urbano que discurrirá por la zona marítima que tanto sedujo a Ecclestone. Será el segundo Gran Premio de estas características en el calendario de la Fórmula 1, junto con el de Montecarlo.
La idea se gestó en la visita de Ecclestone al puerto de Valencia. El empresario británico quedó fascinado por el embrujo de la Copa América, las infraestructuras del recinto portuario y su capacidad para la recepción de megayates y embarcaciones de lujo. ¿Por qué llevar la Fórmula 1 a un circuito más cuando existe la oportunidad de vender "el secreto mejor guardado del mundo", como definió Ecclestone a Valencia? La posibilidad de configurar un trazado urbano agrada a todas las partes. El presidente de Formula 1 ve saciada su hambre de glamour y Camps logra mostrar a millones de telespectadores de todo el planeta los encantos de la fastuosa Ciudad de las Artes y las Ciencias.
Aunque todavía quedan muchas reuniones por delante, el circuito urbano que proyectan Camps y Ecclestone partiría del mismo puerto. Ahí estaría la línea de meta. En la zona norte se emplazaría el paddock y la gran curva que permitiría regresar al litoral coincidiría con la rotonda situada frente al Corte Inglés de la avenida de Francia. Tampoco se ha descartado prolongar el recorrido hasta el Parotet, lo que permitiría adentrarse aún más en el entorno de la majestuosa obra de Calatrava.
Una vez reemprendido el camino hacia el puerto, los monoplazas correrían paralelos al viejo cauce, donde se ubicaría una gran tribuna para que el público pudiera seguir la carrera desde un puesto de privilegio. El Gran Premio discurriría en este punto junto al espacio que actualmente ocupan los depósitos de hidrocarburo de la compañía CLH, que deben ser desmantelados para permitir la construcción de viviendas y nuevos viales.
Los primeros informes técnicos avalan la iniciativa. El trazado propuesto por Ecclestone reúne las condiciones exigibles para albergar una carrera de F1. Tendría una longitud de 4.100 a 4.300 metros, frente a los 3.340 de Montecarlo, el circuito con el que guardaría mayor similitud.
(Artículo publicado en LAS PROVINCIAS el 28 de mayo de 2006)

Cómo seducir a un multimillonario

Cada paso estaba milimétricamente calculado. Nada se dejó en manos de la improvisación. Cuando viajó en febrero a Londres para seducir a Ecclestone, Francisco Camps sabía que jugaba a caballo ganador. Antes de ese mediático encuentro, lejos de las cámaras de la televisión ya se habían producido fructíferos contactos.

El Consell sabía que sobre la mesa de Ecclestone se acumulan decenas de solicitudes de ciudades que aspiran a obtener un Gran Premio. Lo importante era, por tanto, ser capaz de llamar la atención del magnate, hacerle entender que la propuesta de Valencia no debía acabar en un cajón como tantas otras. Fuentes próximas a la negociación recuerdan que Zaplana ya trató de alcanzar un acuerdo con Ecclestone durante su etapa como presidente de la Generalitat y la reunión entre ambos apenas duró diez minutos.

Esta vez el Consell entendió que el camino más largo era en realidad un atajo y, en lugar de ir directamente a por la Fórmula 1, ofreció el Ricardo Tormo como circuito de referencia para impulsar la GP2. Esta categoría, considerada la segunda división del automovilismo mundial, es actualmente uno de los puntos débiles de Ecclestone, quien quiere a toda costa potenciarla como trampolín inevitable para cualquier piloto que desee tocar el cielo de la Fórmula 1.

Pero la GP2 carece, lógicamente, del poder de la categoría reina. Por eso ningún circuito del mundo está interesado en acoger sus carreras salvo que sean teloneras del gran espectáculo que garantizan los Alonso, Raikkonen o Schumacher. Ninguno excepto Cheste, que se ofreció para albergar de forma inmediata la GP2 a la espera de que el sueño de la Fórmula 1 se hiciera realidad.

Ecclestone aplaudió el gesto, dio a Valencia la apertura del Mundial y visitó la ciudad para evaluar cuándo recibiría el premio que en realidad buscaba. Entonces vio el puerto y tomó la gran decisión.

(Artículo publicado en LAS PROVINCIAS el 28 de mayo de 2006)