Cómo seducir a un multimillonario

Cada paso estaba milimétricamente calculado. Nada se dejó en manos de la improvisación. Cuando viajó en febrero a Londres para seducir a Ecclestone, Francisco Camps sabía que jugaba a caballo ganador. Antes de ese mediático encuentro, lejos de las cámaras de la televisión ya se habían producido fructíferos contactos.

El Consell sabía que sobre la mesa de Ecclestone se acumulan decenas de solicitudes de ciudades que aspiran a obtener un Gran Premio. Lo importante era, por tanto, ser capaz de llamar la atención del magnate, hacerle entender que la propuesta de Valencia no debía acabar en un cajón como tantas otras. Fuentes próximas a la negociación recuerdan que Zaplana ya trató de alcanzar un acuerdo con Ecclestone durante su etapa como presidente de la Generalitat y la reunión entre ambos apenas duró diez minutos.

Esta vez el Consell entendió que el camino más largo era en realidad un atajo y, en lugar de ir directamente a por la Fórmula 1, ofreció el Ricardo Tormo como circuito de referencia para impulsar la GP2. Esta categoría, considerada la segunda división del automovilismo mundial, es actualmente uno de los puntos débiles de Ecclestone, quien quiere a toda costa potenciarla como trampolín inevitable para cualquier piloto que desee tocar el cielo de la Fórmula 1.

Pero la GP2 carece, lógicamente, del poder de la categoría reina. Por eso ningún circuito del mundo está interesado en acoger sus carreras salvo que sean teloneras del gran espectáculo que garantizan los Alonso, Raikkonen o Schumacher. Ninguno excepto Cheste, que se ofreció para albergar de forma inmediata la GP2 a la espera de que el sueño de la Fórmula 1 se hiciera realidad.

Ecclestone aplaudió el gesto, dio a Valencia la apertura del Mundial y visitó la ciudad para evaluar cuándo recibiría el premio que en realidad buscaba. Entonces vio el puerto y tomó la gran decisión.

(Artículo publicado en LAS PROVINCIAS el 28 de mayo de 2006)

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