Murmullo en la platea

Cuando Soler despidió a Llorente, sonrisa forzada el uno, sonrisa forzada el otro, nadie hubiera imaginado que el reo se sentaría menos de tres años después en el sillón de su verdugo. Presidente en la sombra durante la época más gloriosa del club, los hados quisieron que el ascenso de Llorente al trono coincidiera con la decadencia del imperio. Objetivamente, ya ha sido mala fortuna la suya.
Pero toda cruz tiene su cara. Y la de tocar fondo es que ya no se puede caer más bajo. Por eso al hoy factótum la apocalipsis que otros provocaron le permite trabajar con tranquilidad inusitada. La crítica, como el dinero, voló de Mestalla al grito de «haz lo que puedas, Manolo, que esto no tiene arreglo».
Sus antecesores no gozaron de esa suerte. Tampoco la merecieron. Soler embaucó al entorno mediático y social con su megalomanía, pero nunca pudo sacudirse de la solapa esa imagen de mal gestor que acabaría por desterrarlo de su propio estadio. Nada cambió sin él, ya que la pretendida revolución tuvo como caudillo a Vicente Soriano, una suerte de Curro Jiménez que descendió de las montañas espoleado por el más noble idealismo pero sin otro apoyo a la hora de la verdad que su desvencijado trabuco carente de munición.
No ha sido el caso de Llorente. El mesiánico retorno vino acompañado de un cheque en blanco, basado en la convicción de que si alguien puede reflotar a este club es este obseso de los números, rojos a ser posible, que tapaba agujeros en los despachos mientras Ranieri y Benítez atiborraban de trofeos las vitrinas.
No es que a Llorente se le haya agotado el crédito, pero el sepulcral silencio deja ya paso a un inquietante murmullo en la platea. Las quejas de Fernando, despedido de malas formas se mire por donde se mire, invitan a aguzar el oído. Y entonces escuchas cosas. Este lamenta que no haya más vía de ingresos que la descapitalización deportiva; aquel se pregunta qué pasa con la ampliación de capital fantasma... Y si coges el teléfono, del otro lado del hilo llegan tambores de guerra que anuncian una incipiente revolución. ¿Otra más?

(Artículo publicado en LAS PROVINCIAS el 27 de agosto de 2010)

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