La gran decisión de Zigic

Quizá anida en sus genes el espíritu rebelde y la fuerza de voluntad de Viriato. O se siente Quijote que deambula por un mundo irreal. Pero en un caso u otro, cada vez es menos comprensible la actitud de Zigic, su obstinación, la resistencia a asumir una realidad que le aleja inexorablemente de Valencia.

El serbio se ha quedado sin besos y la rana nunca se convierte en príncipe. Ni lo hará ya. Desde que aterrizó en Manises con la etiqueta de fichaje estrella, su progresión futbolística se ha estancado. Zigic no contó para Quique ni Koeman, y el ostracismo alcanza grado superlativo con Emery.

El comportamiento del delantero durante dos años y medio ha sido ejemplar. Jamás alzó la voz, salvo para proclamar su deseo de triunfar en el Valencia. Pero debe darse cuenta ya de que los gigantes son molinos y asumir que, en puertas de un Mundial, su futuro está lejos de Mestalla. El mensaje del serbio, en el que se autodefine como cabezón, suena a hueco. Su tozudez se hace más creíble desde el humano prisma del gran sueldo y la hospitalidad que ha encontrado en el Mediterráneo.
Zigic ha de reflexionar. Si eso es lo que quiere, un contrato hasta 2012 se lo garantiza. Pero si aún se siente futbolista por encima de todo, debería tomar el camino más largo. Ha aprovechado como nadie las contadas oportunidades, su promedio goleador está al nivel de los mejores, continúa siendo un fijo con Serbia... Pero de poco vale el esfuerzo.

Si no juega en el Stoke City es porque él mismo abortó el traspaso hace dos veranos. El Valencia estaba dispuesto a venderlo por la mitad de lo que lo había comprado un año antes. Dato revelador. Y aunque se rehabilitó en la cesión al Racing, nada ha cambiado. Ausente Villa, Emery prefiere poner patas arriba su esquema ofensivo antes que confiar en Zigic. La negociación con el Chori es el último mensaje de un club que ve en el serbio el único jugador prescindible con el que hacer caja. La fuerza de voluntad de Nicola es loable, pero debe recordar que Viriato murió asesinado y lo de la rana y el príncipe es un cuento.

(Artículo publicado en LAS PROVINCIAS el 6 de diciembre de 2009)

No hay comentarios:

Publicar un comentario