Hacen falta más milagros

Las cuentas del Valencia son las propias de un club que ha regresado después de la muerte. Una resurrección. Un milagro. Y el taumaturgo se llama Manuel Llorente. Recuperar en un año más de la mitad de lo que otros dilapidaron en cuatro tiene mucho valor.

Alegarán los detractores del presidente que éste ha elegido el camino más sencillo, una ampliación de capital chapucera y la marcha de unas estrellas que se venden por sí solas. No les faltará razón, pero que algo sea objetivamente fácil no quiere decir que carezca de mérito. Porque hay que tener redaños para vender a Villa y Silva siendo consciente de que triunfarán allá adonde vayan.

Tras años de espejismos, la gran aportación de Llorente es afrontar la realidad con valentía. Soriano prefirió huir hacia adelante y Soler se refugió en su reino de fantasía hasta entender que la ruina del Valencia desembocaría en la suya propia. De la ampliación de capital, mejor no hablar. Dos enemigos irreconciliables se unieron con tal de proteger su bolsillo. La medicina que necesitaba el club, una vez que el parón inmobiliario cegó cualquier otro camino menos angosto, sólo podía administrarla Llorente; un tipo que desdeña las encuestas de popularidad, como demostró al parar los pies del mejor técnico de la historia del Valencia y granjearse el desprecio de muchos de los que ahora lo adulan,

Quien vea en esta reflexión un panegírico presidencial se equivoca. Llorente va camino de salvar al club, pero aún se espera mucho más de él y de esa chistera suya en la que ya se adivinan pocos conejos. Las ofertas recibidas por las parcelas de Mestalla, al menos tres extranjeras y dos nacionales, están muy por debajo de las expectativas. Anunciar que las obras del futuro estadio seguirán paralizadas sine díe no es solución, aparte de constituir un azote para la ciudad y esas instituciones que con tanto riesgo han apostado por el Valencia. Y alguien deberá aclarar qué se hace con la Fundación, atrampada hasta las cejas y avalada por el Instituto Valenciano de Finanzas. Es decir, por la Generalitat, por todos los ciudadanos, por Llorente y Quico Catalán, por usted y por mí...

(Artículo publicado en LAS PROVINCIAS el 3 de octubre de 2010)

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