Esto ya no es una anécdota

Es tan humano como todos los defectos. Los futboleros somos ciclotímicos redomados. Hace sólo tres meses augurábamos al Valencia una caída libre similar a la del Deportivo, que pasó de súper a sin plomo sepultado por los números rojos. Han bastado cinco excelentes resultados para ahogar aquellos negros presagios y dibujar un insospechado interrogante en el ambiente. Ya no nos preguntamos si el Valencia meterá la cabeza en Europa, sino hasta qué punto puede codearse con Barcelona y Real Madrid.

Como todo en la vida, los hay optimistas y cenizos. Estos últimos, los aguafiestas vocacionales, tiran de excepticismo para exponer con deleite que el Valencia no ha jugado contra nadie. Como si el Hércules que profanó el Camp Nou, el Racing que dinamitó el Pizjuán, el 'petromálaga' de las exhibiciones a domicilio o el Sporting que asustó con su equipo B al Barça jugaran ligas de empresas. En el culmen del masoquismo dialéctico, se desliza la fatal apostilla que adivina en el empate con el Atlético las flaquezas de un Valencia que se diluirá ante los grandes.

No hay argumentos para tal desazón, como tampoco ayudaría tras el triunfo en Gijón mirar cara a cara con insolencia a los dos expresos económicos del fútbol español. Craso error trazar planes de futuro. Más que nunca el Valencia debe competir consigo mismo, explorar sus límites olvidando a Barcelona y Real Madrid, que juegan otra Liga al amparo de exclusivas prebendas audiovisuales y de todo tipo.

Pero sensatez no es sinónimo de sumisión. Porque si se da la conjunción astral adecuada surgirá un resquicio para la esperanza. El mismo por el que se coló dos veces el Valencia de Benítez. No hace falta analizar la aromática orina de Guardiola para concluir que si llegan las lesiones el Barcelona sufrirá con tan corta plantilla. Y el Real Madrid se disparó en el pie al regalar su banquillo a un chulo cuyo menosprecio a propios y extraños boicotea el proselitismo merengue alimentado desde la época de Santiago Bernabéu. La cizaña está sembrada y como germine nos vamos a reír.


(Artículo publicado en LAS PROVINCIAS el 26 de septiembre de 2010)

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