El milagro tiene un precio

El rostro de Manuel Llorente se transfigura cada vez que alguien le mienta la bicha. ¿Es ético que en plena crisis económica mundial, a la que se une la propia del Valencia, el presidente blanquinegro perciba un salario bruto anual de 360.000 euros? ¿Y que sus más estrechos colaboradores, los Gómez, incluso superen esta mareante cifra? Lo saludable para quien se adentre en el espinoso debate sería atizar el fuego y buscar el aplauso fácil; vestir el hábito del populismo para criticar una privilegiada nómina. Pero difícilmente se sostendrá la tesis sin caer en la trampa de la demagogia.

El sueldo del dirigente es, en efecto, una barbaridad, aunque no más que los seis millones que percibía Villa o los cinco que seguirá ingresando Silva si no cambia de bando. Cuando quien pasa por el tamiz del sentido común es un pelotero, los ánimos se atemperan. Son los artistas, los chicos que mantienen viva la burbuja del fútbol. Sin embargo, que unos ejecutivos se forren... Eso no está bien visto.

El argumento es falaz. Este lánguidoValencia de principios del siglo XXI está más necesitado de profesionales en los despachos que sobre el césped. La reciente experiencia con aficionados como Soler y Soriano desazona. El primero fue el problema, mientras que el segundo no aportó solución alguna.
Si Llorente salva al Valencia, su gestión no se podrá pagar con dinero. Esos 360.000 euros brutos, los mismos que cobraba en el Pamesa cuando acudieron en su búsqueda, nada que ver con los 500.000 de Wollstein, habrán sido probablemente la mejor inversión de la historia del club. El mismo argumento puede aplicarse a su mano derecha, Javier Gómez, o a Fernando, condenado a acudir con tirachinas a la cacería anual de los fichajes. ¿Y si el tránsito del actual consejo de administración no sirve para salir de la ruina? Habrá sido una decepción, otra más, quizá el golpe de gracia, y el estéril dinero del tridente se sumará al que sus antecesores dilapidaron en evitables indemnizaciones. Pero al menos valía la pena intentarlo con otro perfil de dirigentes.

(Artículo publicado en LAS PROVINCIAS el 30 de mayo de 2010)

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